
En ese periodo de tiempo la mujer indígena era considerada como un valor humano indispensable pues son las creadoras de vida, productoras de fuerza de trabajo y en muchas culturas las encargadas del mercado (“comercio”) tarea que los hombres no podían realizar por lo que se dedicaban a el hilado, tejido, agricultura, etc. labores que ellos no consideraban exclusivamente de mujeres; la virginidad no tenia mayor importancia de hecho si después del matrimonio se descubría que la mujer no era virgen el inconveniente y verdadero problema era la mentira bajo la cual se acordó el matrimonio; incluso la libertad de la mujer tenía más alcances como abortar, prostituirse o procrear bajo su propia decisión; es decir la mujer bajo el concepto sobrecogedor de creadora de vida y valor humano indispensable no sufría de subestimación alguna. Caso contrario es la mujer Europea es considerada débil, dedicada a cuidar de los débiles, su naturaleza la obligaba a encargarse de las labores del hogar y considerada esencialmente un recipiente de vida pues en ese periodo de tiempo el hombre con su esperma era el creador de la vida (Los estudios científicos lograron demostrar en 1877 el papel fundamental de la mujer en la fecundación) este sistema de familia es conocido como patriarcado donde el hombre se encarga de trabajar dada su “superioridad natural” y la mujer reside en el hogar pues es “indefensa y debe ser cuidada”.

Lo mas particular y en cierto modo aterrorizante es que la mujer blanca entre mas dotada fuese mejor sería tratada por su esposo y por supuesto la familia se vería beneficiada con un respaldo económico mucho mayor, así las blancas y mestizas fueron adoptando y promocionando el sistema patriarcal; es así como se consolida un sistema, una sociedad, una cultura y una época en donde la concepción de la persona no es lo suficientemente solida y clara como para garantizar los mismos derechos a cada ser humano indistintamente de su raza, sexo o clase no debió pasar mucho tiempo para que la mujer se diera cuenta de la dependencia que el género masculino tiene hacia ella y de su valor como persona dadas las condiciones adecuadas salen a la luz mujeres como Policarpa y Manuela que generan durante el proceso de independencia una ventaja estratégica haciendo uso precisamente de su mejor arma en ese entonces su “debilidad” para hacer fluir información, alentar los ánimos y demostrar que también son personas con capacidades y cualidades que igualan o superan las del género masculino.